El running es uno de los deportes favoritos para muchos y si para ti también lo es, sabrás que luego de comenzarlo a practicar, volverse adicto es un paso muy fácil.
Es una actividad que no necesita de implementos, solo basta con tener unos buenos zapatos deportivos, mucha energía y ganas de salir a disfrutar de una buena actividad física.
Sin embargo, aunque todos sabemos correr y somos capaces de ponernos unas zapatillas y salir a la calle a trotar unos minutos, no todos estamos capacitados ni tenemos el conocimiento necesario para programar una rutina de entrenamiento que nos permita alcanzar nuestros objetivos. Por ello, es fundamental conocer algunos parámetros básicos que nos permitan progresar en nuestro entrenamiento sin lesionarnos.
Los zapatos deportivos:
La mejor zapatilla, más allá de un modelo o una marca, será aquella que se adapte a tus necesidades. Existen diferentes pisadas, necesidad de amortiguación y estilos. Lo mejor es que acudas a un centro de deporte especializado donde un experto pueda analizar tu pisada y recomendar el mejor zapato más allá de su estética.
Debes probar siempre tus zapatillas primero y comprobar que te sientes realmente cómodo/a con ellas.
Seguramente verás muchas ofertas en tiendas online con unos descuentos fantásticos, pero el riesgo de comprar unas zapatillas sin probarlas primero te puede salir muy caro.
Menos asfalto y más tierra
El asfalto es una superficie muy dura y lesiva. Aunque al principio no lo note, si corre una media de entre 50 y 100 km, que es lo que hace la mayoría de los ‘runners’, acabará lesionándose.
El asfalto castiga mucho las articulaciones debido a esa devolución del impacto, por lo que hay que tener cuidado tanto si venimos de una lesión como si estamos comenzando a correr. Si el terreno es inclinado, correr mucho tiempo en el mismo sentido afecta a la pisada y puede dar lugar a lesiones. La mejor solución es, en la medida de lo posible, alternar los terrenos donde realizas tus entrenamientos, así como las distancias y velocidades.
La planificación:
Si deseas avanzar y progresar en este deporte, la planificación es muy importante. Es crucial no permitir que el cuerpo se acostumbre a los ejercicios a los que le sometemos, por lo que alternar los entrenamientos es algo que no debemos dejar pasar por alto.
Normalmente, los planes de entrenamiento oscilan de media entre 8 y 16 semanas. A este intervalo deberemos sumar al menos otras cuatro semanas de recuperación o descanso activo. En estas semanas no dejamos de correr, sino que realizaremos sesiones con menor intensidad. El ciclo suave-duro-suave es una excelente alternativa para él running. Esta trata sobre alternar días de entrenamiento duro (en el que se harán intervalos a ritmo alto, series de velocidad, cuestas o bien días de rodaje largo) con días suaves.
Si no sabes cómo planificar estas sesiones, lo ideal es que acudas a un especialista para crear una agenda de entrenamiento y así ir acercándote a tus objetivos.
El descanso: lo más importante
Tan fundamental como entrenar es descansar. Los músculos necesitan recuperarse. Cuanto más adultos somos, más necesitamos descansar; si no lo hacemos, nuestra musculatura se resentirá y dejaremos de progresar. Después de cada carrera o competición debemos descansar y si es un maratón, hacerlos durante 15 días.
Ahora que ya conoces algunos aspectos cruciales de esta actividad, llegó el momento de salir a disfrutar de una buena carrera, desconectarte del día a día y disfrutar de los grandes beneficios. Y no olvides que si en algún momento sientes alguna molestia, acudas a un especialista para tratarla de manera correcta y especializada.